Para emprender, es necesario contar con un plan financiero. No contar con él significaría un probable fracaso de tu inversión pues, para que tu dinero crezca, debes saber qué acciones tomar. En el momento de emprender, las variables a controlar son enormes. Emprender es un camino espinoso pues deberás sortear todas las dificultades que surjan en el camino, muchas de ellas, derivadas de la falta de planificación inicial.  Las más comunes son las que atañen a los recursos financieros. Muchos emprendedores cometen errores como hacer cálculos erróneos, no hacer una proyección realista de los gastos, ignorar impuestos y licencias por pagar, etc. 

He aquí la importancia de un plan financiero, sin embargo, es necesario que tengas en cuenta que esta planificación no eliminará los riesgos de tu emprendimiento pero sí ayudará a reducirlos significativamente. 

Entre los principales beneficios de crear un plan financiero, están los siguientes: 

• Saber si tu idea de negocio es rentable.
• Conocimiento previo de los gastos a afrontar.
• Conocer las necesidades financieras de tu negocio.
• Calcular impuestos, tributos y demás contribuciones que debas pagar al Estado.
• Identificar la inversión inicial necesaria .
• Hacer estimaciones realistas sobre las posibles dificultades de tu emprendimiento.
• Saber cuántos recursos necesitas para ofrecer tus productos y servicios en determinado periodo de tiempo. 
• Poder integrar un buen equipo de trabajo.
• Identificar las fuentes de financiación a las que debes y puedes recurrir.
• Definir estrategias y escenarios (a corto, medio y largo plazo) para mejorar la situación financiera.

Los 5 aspectos clave de un plan financiero

El plan financiero puede tener más o menos variables pero esto depende de la naturaleza de la empresa. Acá te recomendamos poner atención a los siguientes factores y nunca pasarlos por alto:

Plan de inversiones. En este primer punto debes definir cuáles serán las inversiones necesarias para la puesta en marcha. Además, en este plan debes tener en cuenta las necesidades de tesorería operativa, el pago a proveedores, el stock de materiales, etc. 

Balance. Deberás analizar y conocer la situación financiera de la empresa en un momento determinado. Hacer el balance es imprescindible para identificar el valor de una empresa, cuánto debe y cuánto tiene.

Presupuesto de caja. Es la suma de los diferentes presupuestos (ventas, administración, desarrollo, capital…), el pronóstico de ventas, el plan de personal y el coste de las ventas. Asimismo, debes comprobar el estado de flujo de caja donde registras las transacciones que afectan al monto de caja disponible.

Cuenta de pérdidas y ganancias provisional. Debes hacer una previsión de los resultados futuros en el que incluyas el volumen de ventas, ingresos y los costes necesarios para ofrecer tus productos y servicios. A partir de este punto, hay que realizar un balance de la situación provisional en el que se integren previsiones de inversión, financiación y cuenta de resultados. De esta manera, podrás calcular el punto de equilibrio o umbral de rentabilidad de la empresa, y visualizar si con las ventas previstas podrás alcanzarlo.

Plan de tesorería. Este punto clave refleja las salidas y entradas de dinero con base en las operaciones que va a realizar una empresa durante un tiempo determinado. Además, podremos saber en todo momento la situación de liquidez del proyecto por si es necesario acudir a financiación externa.

Cualquiera que sea el caso: que tu empresa esté naciendo o que ya tenga un camino recorrido, todo empieza por analizar la situación financiera presente. 

Para lograrlo con éxito, debes trazar un plan con objetivos a corto, mediano y largo plazo y, finalmente, crear la estrategia general.

No olvides que esta planificación es un proyecto vivo y que se modificará dependiendo de la etapa en la que se encuentre tu proyecto e intenta siempre respetar tu plan financiero una vez que lo hayas trazado.